Las pymes están a la espera de pedidos ante el millonario plan de defensa
Las pequeñas y medianas empresas buscan impulsar su negocio con la inyección estatal de 10.471 millones a la industria. Pero persisten barreras como la complejidad regulatoria o los riesgos financieros propios del sector


Ante un contexto geopolítico marcado por el estancamiento de la guerra en Ucrania, las tensiones en Oriente Próximo y, sobre todo, la vuelta al poder de un Donald Trump que ha puesto en tela de juicio el compromiso militar de los Estados Unidos con sus aliados, Europa ha decidido recalibrar sus prioridades. “Occidente, tal y como lo conocíamos, ya no existe”, declaró la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, en una entrevista reciente con el periódico alemán Die Zeit. La posición de los líderes de la EU es que, si bien el bloque comunitario debe seguir siendo un proyecto de paz, las circunstancias lo obligan a aumentar cuanto antes su capacidad de defensa.
La postura, sin embargo, no es nueva ni representa un cambio de rumbo, sino que es el corolario de un proceso que empezó con la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014 y que ha encontrado en el convulso regreso del actual mandatario estadounidense su catalizador final. En este contexto, la CE anunció en marzo que movilizará unos 800.000 millones de euros para el rearme europeo. Paralelamente en España, el presidente Pedro Sánchez presentó en abril el Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa que, de salir adelante, inyectará 10.471 millones adicionales al sector, y que permitirá aumentar el gasto en defensa al 2% del PIB nacional en 2025, tal y como exige a sus miembros la OTAN.
El 85% de las compañías actúa como subcontratista o proveedora de las grandes firmas
Esta nueva inversión, que ha generado tensión en la coalición de Gobierno y que ha sido cuestionada por voces contrarias al rearme, daría un impulso a la Estrategia Industrial de Defensa 2023, la hoja de ruta aprobada hace dos años por el Ministerio de Defensa de España para vertebrar en el país la base industrial y tecnológica del sector a través de la creación de varios corredores industriales y la puesta en marcha de proyectos estratégicos como la Base Logística del Ejército de Tierra (BLET) en Córdoba, la nueva Unidad de Drones de la UME (Udrume) en León o el Centro Tecnológico de Desarrollo y Experimentación (Cetedex) en Jaén.
Radiografía
Según el informe Impacto económico y social de la industria de defensa, seguridad, aeronáutica y espacio, elaborado por la consultara PwC y la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio (Tedae), el sector de defensa y seguridad alcanzó por sí solo una facturación de 8.042 millones de euros en 2023, un 8,9% más que el año anterior, y generó más de 121.000 puestos de trabajo (el 5,7% del empleo industrial en España). “Estos datos reflejan una industria que no solo está en crecimiento, sino que es estratégica y de gran importancia para el desarrollo tecnológico, la creación de empleo cualificado y la autonomía de nuestro país”, señala César Ramos, director general de la patronal.
Las pymes aportan flexibilidad y dinamismo, son el motor de la I+D, dicen desde Aesmide
Aunque el mercado está dominado por los grandes contratistas como Airbus, Navantia, Indra o GDELS-Santa Bárbara Sistemas –estas cuatro concentran más del 70% de la facturación–, en torno al 85% de las empresas que operan en él son pymes que actúan como subcontratistas o proveedores de las compañías tractoras. “Las empresas pequeñas y grandes son muy importantes porque son capaces de aportar el dinamismo y la flexibilidad que no tienen las grandes. Son el verdadero motor de la innovación que necesita el sector”, afirma Gerardo Sánchez Revenga, presidente de la Asociación de Empresas Contratistas con las Administraciones Públicas (Aesmide).
8.042 millones de euros generó la industria de defensa y seguridad en 2023, un 8,9% más que el año previo
Una de esas pymes es Gutmar, especializada en ingeniería y fabricación mecánica de alta precisión con sede en Sant Cugat del Vallés, un volumen de facturación anual de 17 millones de euros y una lista de clientes entre los que figuran la división francesa de helicópteros de Airbus o el proyecto internacional de fusión nuclear ITER. “Las compañías tractoras se centran más en las fases de diseño y en la fase de integración y test final, normalmente externalizando la fabricación. Las pymes son las que han desarrollado capacidades y experiencia en esas fases intermedias. Por lo tanto, van a jugar un papel relevante en este nuevo ciclo inversor”, puntualizan sus dos CEO, Miguel Camino y Álvaro Horstmann.
Barreras en el camino
Sin embargo, hay numerosas barreras que dificultan que las pequeñas escalen en el sector y que nuevos actores consigan acceder a su ecosistema. Una de las principales es el complejo entramado regulatorio que obliga a cumplir con normativas nacionales e internacionales, lo cual puede resultar costoso. “Por ese motivo, es fundamental que España avance hacia la creación de marcos normativos y fiscales que incentiven de forma decidida la colaboración entre pymes y grandes integradores”, sostiene el director general de Tedae.
Otro obstáculo, apunta el presidente de Aesmide, es que “la naturaleza a largo plazo de los contratos de defensa puede representar un riesgo financiero, ya que las pymes deben mantener operaciones durante largos períodos antes de recibir pagos”. Además, Sánchez Revenga subraya que operar en el sector suele requerir una inversión inicial significativa para desarrollar productos o servicios sofisticados, así como otra continua en investigación y desarrollo para mantenerse al día con las últimas tendencias en defensa, lo cual puede representar un desafío si no se cuenta con los recursos necesarios.
Por otro lado, las empresas tienen que lidiar con la particularidad de que se trata de un mercado limitado en el país a un único comprador final: el Ministerio de Defensa. De ahí la importancia de que el plan del Gobierno potencie la internacionalización de las pymes españolas mediante inversión pública en I+D y propiciando su participación en los programas de financiación europeos, sostiene Félix Areaga, investigador principal de seguridad y defensa del Real Instituto Elcano. “Su sostenibilidad pasa por su europeización, y por la europeización de nuestra base industrial, porque si no, cuando se acabe el nuevo dinero, se quedarán sin mercado”, advierte.

Pero mientras el sector espera a que los fondos anunciados por el Ejecutivo se materialicen, las expectativas son enormes. “Acompañado de colaboración público-privada y acceso a financiación, este impulso puede situar a las empresas en el centro de una industria de defensa más innovadora, abierta y competitiva a escala internacional”, apunta Carlos de Cos, CEO de Fecsa, una compañía enfocada en el diseño y fabricación de equipos textiles de protección militar con sede en San Sebastián de los Reyes que, tras operar como pyme durante años, ha conseguido alcanzar –a pesar de las barreras– un volumen de facturación de 80 millones.
Un sector altamente especializado
Perfil. Actualmente, 74 empresas pequeñas y medianas forman parte de Tedae. Estas facturan 833 millones de euros y emplean a 6.841 personas, un 20% del empleo en el sector defensa. Al mismo tiempo, en Aesmide están integradas unas 46 pymes, que generan a 2.902 empleos y facturan 560 millones. Las compañías de la industria están especializadas en áreas muy variadas como mecánica, electrónica, comunicaciones, servicios y equipos industriales, ingenierías, logística, ropa, calzado o materias primas.
Actividades. Concretamente, las actividades de las empresas van desde la reparación, mantenimiento y modernización de vehículos blindados hasta la fabricación de drones para la detección, la vigilancia y neutralización de amenazas para defensa y emergencias, la confección de uniformes, el servicio de gestión logística, el mecanizado de alta precisión, la fabricación de equipos tácticos, el desarrollo de software, la transformación digital o el servicio de comunicaciones cifradas.
Áreas de interés. “Esta industria ofrece numerosas oportunidades para las pymes, especialmente en un contexto de transformación tecnológica, impulso a la soberanía industrial europea y crecimiento sostenido de la inversión”, señala César Ramos, director genera de Tedae. Entre los subsectores de mayor interés cita la ciberseguridad, los sistemas no tripulados y autónomos, y la fabricación avanzada. Desde Aesmide mencionan también los servicios especializados para el mantenimiento de equipos militares, la logística, la simulación y el entrenamiento, o los sistemas electrónicos para mejorar la capacidad operativa.
Transformación. “La idea que tiene la Comisión Europea es que el dinero que se utiliza por razones estratégicas para defensa acabe permeando y beneficiando a todos los sectores generales de la industria”, explica Félix Arteaga, del Real Instituto Elcano. El objetivo, afirma, es que se establezcan alianzas entre los sectores civil y militar para impulsar la innovación y la competitividad industrial europea. La aspiración, indica, es alcanzar la ansiada autonomía estratégica, clave en los tiempos que corren.
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