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El vino, la cerveza y los licores europeos se preparan ante una posible ‘desamericanización’ de las exportaciones

Los productores del Viejo Continente están pendientes del posible impacto que los aranceles de Donald Trump podrían tener sobre su negocio. Países como Italia, que concentran sus envíos en el gigante norteamericano, están considerablemente más expuestos que España, que distribuye a múltiples destinos

Un cliente sirve una copa de vino Beaujolais Nouveau en el restaurante Le Mesturet en París, Francia, el 16 de noviembre de 2023.
Luis Alberto Peralta

Una de las industrias más representativas de Europa vuelve a correr riesgo por la ola global de proteccionismo. Las bebidas alcohólicas como el vino, los licores o la cerveza están entre los principales objetivos de los aranceles del Gobierno estadounidense; una situación que, si empeora, podría poner en riesgo cientos de miles de empleos. En este contexto, la Unión Europea (UE) ha empezado a desplegar programas de apoyo para blindar a los productores. Dicho esto, los expertos anticipan que el posible impacto dependerá de la contundencia de los gravámenes, y que probablemente sería más drástico en países como Italia o Francia respecto a otros que tienen mayor facilidad para “desamericanizar” sus ventas al exterior, como España.

Las exportaciones de bebidas alcohólicas se han vuelto un objetivo habitual para los rivales de la UE. Si bien Trump amenazó en marzo con imponer aranceles de hasta el 200% a estos productos (hoy se sitúan en el 10% provisionalmente), en el pasado tanto Washing­ton como Pekín utilizaron esta carta para responder a las medidas europeas contra sus productos subsidiados. Las medidas estadounidenses, no obstante, suponen un riesgo mayor, ya que el gigante norteamericano absorbe el 29,8% de las exportaciones alcohólicas, frente al 5,3% de China (ver gráfico).

En concreto, las exportaciones a este país alcanzaron los 8.900 millones de euros en 2024, según Eurostat. Más de la mitad de este valor, 4.900 millones, corresponde a la exportación de vino y otros 2.900 millones, a licores y bebidas espirituosas. Por poner en perspectiva la relevancia de este mercado para la Unión Europea, el Reino Unido fue el segundo mayor socio comercial, con tan solo 4.900 millones de euros (17% del total). A este país le siguieron China y Canadá (1.600 millones cada uno) y Suiza (1.400 millones). En total, el sector exportó productos por un valor de 29.400 millones el año pasado, según Eurostat.

Radiografía de las exportaciones extracomunitarias de bebidas alcohólicas en 2024

En cuanto a las cifras específicas del vino (el principal objetivo de los aranceles de Trump), Francia se consolidó como primer proveedor a Estados Unidos durante el primer trimestre 2025 en términos de valor, con exportaciones valoradas en 723,9 millones de euros. Por su parte, Italia reafirmó su liderazgo en términos de volumen de exportación, con 93,1 millones de litros enviados en los tres primeros meses de 2025, unos 13,3 millones de litros más que en el mismo periodo de 2024. España se mantuvo como cuarto proveedor en valor, con 88,5 millones de euros en envíos, y como séptimo en volumen, con 17,4 millones de litros. Actualmente, la UE alberga el 60% de la producción mundial de vino y el 60% del valor de las exportaciones mundiales, según la Comisión Europea.

Las exportaciones de cerveza a EE UU, por su parte, superaron los 876 millones de euros en 2024, con Guinness (de Irlanda) y Heineken (de Países Bajos) entre las más vendidas. En cuanto a los licores (como el Whisky, la Ginebra y otros destilados), el monto ascendió a 2.893 millones de euros. Por su parte, la cifra del vermut y los vinos fortificados (como el Aperol o el Martini) rondó los 89,5 millones en el mismo año, según Eurostat.

Impacto

Por el momento, el impacto económico de los aranceles todavía es difícil de cuantificar. “La principal consecuencia ha sido la pérdida de confianza en el mercado. Hay una sensación de que estamos sujetos a posibles vaivenes. Inicialmente, Trump habló de un arancel del 200%, una imposición que haría imposible las ventas. Posteriormente, estableció uno del 20%, pero finalmente esta cifra fue postergada 90 días y nos quedamos con uno del 10%. Los impactos potenciales de estos gravámenes son radicalmente distintos, por lo que es imposible anticiparlos”, explica Rafael del Rey, director de la consultora Del Rey Analist of Wine Makers (AWM), a CincoDías.

El experto, que fue director del Observatorio Español del Mercado del Vino entre 2008 y 2024, enfatiza que para medir las consecuencias habrá que evaluar la elasticidad de la demanda tras una posible subida de precios. Asimismo, considera que el daño probablemente se concentraría en los productores más vincu­lados al gigante norteamericano (Italia y Francia, cuya principal exportaciñon es el vino), aunque por el momento no ha observado desinversión en el sector.

“Del total del consumo de Estados Unidos el 40% son vinos importados, y de esta cifra el 72% vienen de la Unión Europea. Si el arancel hiciera imposible las ventas, el consumidor estadounidense se vería seriamente perjudicado. No hay otros países que puedan sustituir esas importaciones. Con un arancel menor, en contraste, se tendría que intentar repartir el impacto entre el exportador, el importador y el consumidor final”, pondera el director de AWM.

Susana García Dolla, directora general de la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE), coincide en que es difícil hacer una estimación concreta del impacto. “Todo dependerá del arancel que finalmente se aplique, no solo a la Unión Europea, sino también al resto de países productores. No es lo mismo que el arancel sea generalizado o no, ya que las condiciones de competencia variarían en un caso u otro”, explica la especialista a este diario.

Del Rey añade que el tipo de producto que se exporta también influiría en la posibilidad de adaptarse a los aranceles. Las empresas italianas, que exportan principalmente vinos de precios bajos o medios, tendrían más dificultades para distribuir el peso de los aranceles a lo largo de la cadena. En contraste, las exportaciones de champán francés, que tienen amplios márgenes de ganancia, podrían asumir de forma más razonable una subida de precio sin perder cuota de mercado. “En el caso de Francia, los productores en general cuentan con unos márgenes extremadamente altos; sin embargo, para Italia el impacto sería terrorífico porque la mayoría de sus vinos van a este mercado. En cuanto a España, el impacto sería importante, pero tiene un potencial de reposicionamiento de sus precios medios”, señala el director de AWM.

Algunos empresarios del sector ya han reportado perjuicios a sus actividades. Por ejemplo, la división de bebidas alcohólicas de la empresa francesa LVMH, propiedad del magnate Bernard Arnault, registró el peor rendimiento de todas las unidades en el primer trimestre; con una caída del 9% en las ventas, según informó la agencia Bloomberg. Esta situación es atribuida a la escasa demanda en EE UU y a un conflicto arancelario con China que afecta al coñac. Arnault, por su parte, también abogó a mediados de abril por una zona de libre comercio entre EE UU y la UE, y criticó la “burocracia” que “gobierna” al bloque comunitario y ocupa su tiempo “editando regulaciones”, según informó Bloomberg.

“Más allá del impacto económico, está la amenaza de perder posicionamiento en el mercado. Decisiones como estas provocan también un perjuicio al consumidor estadounidense, poniendo más difícil que puedan disfrutar de la calidad de nuestros vinos. Las disputas comerciales nunca benefician a ninguna de las partes, especialmente entre países con profundos lazos históricos y una relación comercial consolidada durante décadas”, responde García Dolla.

Respuesta europea

En marzo, la Comisión Europea propuso una serie de medidas para garantizar que el sector vitivinícola europeo siga siendo competitivo y resiliente ante las amenazas externas. La propuesta del Ejecutivo comunitario introdujo medidas específicas para ayudar al sector a gestionar la producción, dar mayor flexibilidad en la siembra y prevenir el impacto del cambio climático. Asimismo, se buscó simplificar la normativa de comercialización y etiquetado.

Recientemente, Bruselas también dio el visto bueno a un programa francés de reaseguro para créditos a la exportación a Estados Unidos por el monto de 5.000 millones de euros. Esta medida estará vigente del 8 de mayo al 8 de julio de 2025 y permitirá a los exportadores de vinos y licores exportar inventario a territorio estadounidense antes de la entrada en vigor de los aranceles en julio (que posiblemente podrían situarse en el 20% tras una pausa de 90 días para negociar). El mecanismo se basa en garantías a corto plazo para empresas que ofrecen seguros contra riesgos comerciales o políticos relacionados con las obligaciones de pago en una transacción de exportación.

En cuanto a España, la directora de OIVE manifiesta conformidad con las medidas presentadas por el Gobierno nacional. “El plan de respuesta y relanzamiento comercial trabaja en aspectos clave para el vino español como uno de los productos más afectados por la escalada proteccionista. Destacan todas las medidas de apoyo a la internacionalización de las empresas y la promoción de nuestros productos, fuera y dentro de España. Cabe recordar que más de dos tercios del volumen de las ventas de vino de España [63,1%] salen de nuestras fronteras”, recalca García Dolla.

Sin embargo, los expertos consideran que la más grande oportunidad para el Viejo Continente se encuentra en los nuevos mercados. Las experiencias de la pandemia y el primer mandato de Trump han sentado las bases para que el sector mejore su capacidad de reacción. “En el caso español, ya contamos con la experiencia de 2019, cuando Estados Unidos impuso aranceles a algunos países europeos por el conflicto Boeing-Airbus. A pesar de ello, el impacto sobre nuestro sector fue relativamente limitado. De hecho, logramos ganar algo de cuota de mercado en EE UU, mientras que Francia fue la más afectada debido al mayor precio de sus vinos”, asevera García Dolla.

Del Rey opina que, a largo plazo, una de las consecuencias de la actual situación puede ser la desamericanización del sector del vino europeo. “España podría hacerlo con relativa facilidad porque exporta a unos 190 mercados. Apenas un 13% de nuestras ventas van a ese país y se podrían posicionar en otros mercados. El año pasado, por ejemplo, crecieron China y otros mercados asiáticos. También se están desarrollando las ventas en América Latina, particularmente en países como México, Colombia o Brasil. No es fácil sustituir un mercado tan importante, pero la diversificación es algo asumido por las empresas españolas”, apunta Del Rey.

“Hemos notado un aumento muy significativo del interés por parte de las bodegas españolas. En algunos casos, ha crecido cerca de un 200% respecto a otros años. De ahí la importancia de mantener las ayudas a la promoción tanto dentro de Europa como en países terceros”, indica Susana García Dolla, quien resalta el potencial de economías como México, China y Corea del Sur. “Todo ello refleja una apuesta clara del sector por diversificar y buscar nuevas oportunidades fuera del entorno tradicional europeo o estadounidense. La situación actual puede actuar como catalizador para acelerar esa diversificación, que además está muy alineada con los objetivos de la Estrategia del Sector Vitivinícola Español 2022-2027”, rescata la directora de OIVE.

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