El petróleo, en cuarentena: los analistas avisan de un Brent que apunta a los 130 dólares en un caso extremo
Los expertos esperan que se repita el patrón de otros eventos y las subidas se diluyan, salvo que se produzcan cortes de suministro prolongados


La geopolítica sube el tono y los inversores temen ahora que el ataque de Israel a instalaciones nucleares de Irán pueda desencadenar una escalada bélica en la región. Teherán no ha tardado en responder. Con los primeros bombardeos sobre Tel Aviv, el petróleo acelera los ascensos. El Brent sube un 11,7% en la semana, el mayor avance desde el inicio de la guerra en Ucrania, y supera los 74 dólares. “Se han revertido casi todas las caídas registradas desde que el presidente Trump anunciara sus aranceles recíprocos a comienzos de abril”, recuerdan los analistas de la entidad japonesa MUFG.
El petróleo, que hasta el momento permanecía anestesiado por el aumento de la producción de la OPEP+, se convierte en un nuevo foco de incertidumbre para los mercados. Los analistas de JP Morgan e ING creen que en el peor de los escenarios el Brent podría repuntar a una horquilla entre los 120 y los 130 dólares.
Estados Unidos se ha apresurado a asegurar que no ha participado en el ataque, pero los analistas advierten que lo sucedido esta madrugada supone una escalada significativa. A diferencia de lo acontecido en abril de 2024, esta vez los bombardeos han afectado a instalaciones nucleares y fábricas de misiles balísticos. “Sin duda provocará algún tipo de represalia por parte de Irán, lo que genera mayor incertidumbre y eleva el riesgo de interrupciones en el suministro energético”, señalan desde ING. Aunque por ahora no hay información sobre interrupciones, los expertos consideran inevitable que el mercado incorpore una prima de riesgo. Es decir, creen que, en el corto plazo, el precio del crudo podría seguir subiendo.
Con una producción de 3,3 millones de barriles diarios, Irán es un importante jugador en el mercado petrolífero y representa el 3% de la producción mundial. Si se ven afectadas sus labores de producción, almacenamiento o transporte, los 1,7 millones de barriles diarios que exporta el país podrían quedar fuera del mercado. Para ING, eso bastaría para que el mercado de petróleo pasara de un superávit a un déficit en la segunda mitad del año. “Este escenario podría llevar al Brent a un pico de 80 dólares, aunque creemos que los precios probablemente se estabilicen en torno a los 75 actuales”, destacan.
En una línea similar se expresan los analistas de Julius Baer. Norbert Rücker, director de investigación económica de la firma suiza, ve poco probable que los suministros estén en riesgo. “Nuestra mejor estimación es que este repunte siga el patrón habitual: subidas temporales antes de volver a los niveles anteriores. El almacenamiento es amplio, la capacidad excedentaria también, y las exportaciones fuera de Oriente Medio siguen creciendo. La situación es impredecible, por lo que elevamos nuestro objetivo a corto plazo a 72,5 dólares, aunque mantenemos los 60 dólares en el largo plazo”, indica.
Kerstin Hottner, directora de materias primas en Vontobel, subraya que hasta el momento no se ha producido ningún impacto directo sobre la oferta y que los fundamentales del mercado no han cambiado. La experta pide cautela y recuerda que la OPEP+ dispone de unos cinco millones de barriles diarios de capacidad excedentaria, lo que podría mitigar perturbaciones puntuales. En paralelo a este remanente, los analistas de ING advierten de que, en caso de una disrupción significativa, los gobiernos podrían liberar reservas estratégicas. EE UU, por ejemplo, dispone de más de 400 millones de barriles en su Reserva Estratégica de Petróleo (SPR, por sus siglas en inglés). La primera economía del mundo podría, además, retomar la actividad en yacimientos no convencionales que están parados.
El estrecho de Ormuz, en el punto de mira
Israel ha advertido que el ataque forma parte de una operación prolongada cuyo objetivo es frenar las ambiciones nucleares de Teherán. Con el crudo al alza, los analistas de RBC apuntan que su precio dependerá de si Irán recurre a la estrategia de 2019 y ataca instalaciones petroleras, oleoductos y puntos clave en la región. “La preocupación por la seguridad en el estrecho de Ormuz aumentará considerablemente, dado que por esta vía transitan 20,9 millones de barriles diarios”, advierten. Este enclave geográfico, que conecta el Golfo Pérsico con el Golfo de Omán, canaliza casi un tercio del comercio mundial de crudo.
En un escenario de escalada prolongada, muchos analistas ven plausible que se produzcan interrupciones temporales en Ormuz. “Aunque parte del flujo podría desviarse, seguirían en riesgo unos 14 millones de barriles diarios. Una interrupción significativa de ese volumen bastaría para llevar los precios a 120 dólares por barril”, alertan desde ING. JP Morgan eleva su escenario más agresivo hasta los 130 dólares.
En el peor de los escenarios, en el que las interrupciones se amplíen hasta final de año, los analistas del banco holandés ven al Brent rozando los 150 dólares. Es decir, podría superar el récord de 146 dólares que registró en 2008. Si las interrupciones del suministro se prolongan, el colchón que pueda proporcionar la OPEP podría no ser suficiente para compensar la pérdida de producción iraní. “La mayor parte de la capacidad de producción disponible se encuentra en el Golfo Pérsico. Si observamos interrupciones en los flujos de petróleo a través del estrecho de Ormuz, esta capacidad de producción disponible será de poca ayuda para el mercado petrolero mundial”, destacan. Ante una situación extrema, los expertos contemplan una posible respuesta coordinada de distintos gobiernos para evitar un estrangulamiento aún mayor del mercado.
Desde Barclays llaman a la prudencia y recuerdan que el estrecho de Ormuz nunca ha sido cerrado. Los expertos de la entidad destacan que debido a la vulnerabilidad que presenta la región, algunos jugadores del mercado están trabajando para diversificar las rutas de exportación fuera de este enclave. La petrolera saudí Aramco, por ejemplo, ha ampliado en los últimos años su oleoducto Este-Oeste para reducir su dependencia. “No obstante, estos desvíos suponen un mayor coste”, puntualizan. A su juicio, el escenario actual no es aún dramático, pero sí ha eliminado cualquier presión bajista sobre el petróleo.
El temor a una recesión, agravado por la nueva ronda arancelaria de la Casa Blanca, y el cambio de estrategia de la OPEP+ están ayudando a amortiguar la tensión de las últimas horas. El Brent se mantiene sobre los 74 dólares, niveles de finales de 2024. En abril, cuando analistas e inversores intentaban digerir el impacto de los gravámenes, el cártel inundó de petróleo el mercado con el aumento de su producción en 411.000 barriles diarios, una estrategia que repitió a comienzos de mes ante los reiterados incumplimientos de cuotas por parte de algunos miembros.
El petróleo ha dejado de ser un mero indicador económico para convertirse en termómetro geopolítico. Aunque por ahora no hay disrupciones reales en el suministro, el mercado ha encendido las alertas. La historia demuestra que las tensiones en Oriente Medio rara vez escalan sin consecuencias. Pero si esta vez el conflicto traspasa el umbral de lo simbólico, el Brent no solo pondrá a prueba los 80 dólares, sino también la resistencia de una economía global que aún digiere viejos shocks.
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