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La Fed se dispone a ignorar las presiones de Trump con una nueva pausa en la rebaja de tipos

El dato de empleo, mejor de lo esperado, invita al banco central estadounidense a no intervenir todavía, en mitad de la tormenta arancelaria

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, y el de Estados Unidos, Donald Trump, en una imagen de 2017.
Iker Seisdedos

La reunión del comité de política monetaria de la Reserva Federal de esta semana, prevista para este martes y miércoles, será la primera desde que el presidente Donald Trump declaró la guerra comercial a decenas de países con unos aranceles que después dejó en pausa, a la espera de cerrar acuerdos que se resisten a llegar. En ese ambiente de incertidumbre, volatilidad de los mercados e indicadores negativos como la contracción del PIB en el primer trimestre (la primera en tres años) conocida la semana pasada, los inversores dan por hecho de Jerome Powell mantendrá el parón en las rebajas de los tipos de interés, que recortó por última vez el pasado mes de diciembre.

De cumplirse la previsión, se trataría de un nuevo desafío de Powell a Trump, un acto de resistencia a las presiones del presidente, que, preocupado por el frenazo que sus agresivas políticas comerciales puedan causar en la economía estadounidense, ansía una rebaja que tendrá que esperar. A Powell le asisten el robusto comportamiento de la inflación y el último dato de empleo, que resultó mejor de lo que aventuraban las previsiones: la economía generó 177.000 puestos de trabajo en abril, lo que dejó la tasa de paro en un 4,2%. La certificación de que las erráticas políticas comerciales de Trump no han afectado aún al mercado laboral enfría las expectativas de rebajas de tipos de interés a corto plazo. La pregunta es cuán corto será ese plazo.

Después de todo, esa es la doble misión de la Fed, a la que los aranceles de Trump añaden una indeseable complejidad: propiciar el máximo empleo y garantizar la estabilidad de precios. Bajar los tipos incentivaría la economía, pero puede afectar a la inflación. Lo contrario sería peor para el empleo. En esa coyuntura de falta de claridad, la Fed parece inclinarse por una prudente política de “esperar y ver”. Además, Powell ha dado repetidas señales de que prioriza el freno de la inflación sobre otras urgencias.

La reunión se celebra también con los ecos del último ataque (también con retirada incluida) de Trump al propio Powell. A mediados del mes pasado, el presidente reaccionó a la expectativa de una bajada de los tipos del Banco Central Europeo arremetiendo contra el presidente de la Fed, “que siempre llega demasiado tarde y se equivoca”, dijo. “El cese de Powell no puede llegar lo suficientemente rápido”, escribió Trump en un mensaje en su red social, Truth. La ley no permite al presidente de Estados Unidos despedir a Powell antes de que llegue el final de su mandato, en mayo de 2026, aunque nunca se sabe, en vista de las ganas de ampliar el poder ejecutivo de las que hace gala la actual Administración.

Pocos días después, Trump se echó atrás, y dijo que no pensaba echar a Powell. “Me gustaría que fuera un poco más activo en cuanto a su idea de bajar los tipos de interés”, añadió. En una entrevista el domingo en la cadena NBC con la presentadora estrella Kristen Welker, el presidente insistió: un cambio al frente de la Fed no está en sus planes.

Una vieja disputa

La bronca entre ambos viene de lejos. En febrero de 2024, el entonces candidato Trump acusó al funcionario, al que él mismo nombró durante su primer mandato, de ajustar sus decisiones con el objetivo de favorecer una reelección de Joe Biden, por entonces el candidato demócrata. En su primera comparecencia después del triunfo electoral de Trump, en noviembre, Powell avisó que no pensaba dimitir.

Dos días después de que el 2 de abril la Casa Blanca impusiera a decenas de países unos aranceles que insiste en definir erróneamente como “recíprocos”, Powell alertó de que temía que sus efectos económicos −“significativamente mayores” a lo esperado, dijo− se tradujeran en menor crecimiento y mayor inflación.

Si se cumple lo esperado esta semana, la siguiente, inevitable, pregunta es cuánto durará la pausa de los tipos de interés, que están en el rango del 4,25%-4,50% tras una rebaja de un punto entre septiembre y diciembre. Sobre las perspectivas para la próxima reunión, en junio, hay división de opiniones entre los analistas de referencia. En Citi prevén “el primer recorte” para entonces, aunque todo dependerá de las señales que envíe el mercado laboral. “El riesgo es que los miembros de la Fed esperen más, pero luego tengan que actuar más rápidamente”. Tiffany Wilding, economista de Pimco, explica, por su parte, que no espera un recorte “hasta finales de este año, una vez que los datos hayan mostrado una desaceleración o contracción concreta del mercado laboral”. “Una vez que la Fed dé el paso, esperamos que el banco central continúe bajando los tipos en 2026”, añade.

Tras el dato de empleo del pasado viernes, los inversores, según la herramienta FedWatch de CME que recoge los contratos de futuros, apuestan mayoritariamente por que en la reunión del 18 de junio los tipos se quedarán quietos por cuarta vez consecutiva.

Mientras tanto, el Banco Central Europeo ha seguido rebajándolos en previsión del menor crecimiento causado ​​por los aranceles estadounidenses, pese a lo cual la inflación de la eurozona se mantuvo inesperadamente estable, según las cifras publicadas el viernes pasado. El indicador subyacente ―que excluye los alimentos y la energía―, con todo, se disparó. En cuanto a Canadá, cuyas economía y política llevan meses mecidas al vaivén del vecino del sur, sus autoridades han abandonado su práctica habitual de publicar un pronóstico base. En su lugar, han emitido dos escenarios potenciales, muy diferentes entre sí. Que se cumpla uno u otro, depende del resultado de su disputa arancelaria con Estados Unidos.

Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.
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