El reacondicionado tecnológico se abre paso como motor circular en la industria y la Administración
Expertos de diversos ámbitos debaten sobre los retos y las oportunidades de los dispositivos recuperados dentro de la economía circular

La necesidad de alinear los modelos de producción con los principios de la economía circular ha colocado el reacondicionado de dispositivos tecnológicos en el centro del debate. Cada vez más empresas y entidades públicas valoran adquirir tecnología readaptada como vía para reducir costes, disminuir su huella ambiental y prolongar el ciclo de vida de los productos. Sin embargo, la transición hacia este modelo está aún lejos de consolidarse.
Una reflexión que se enmarca en el desayuno organizado por CincoDías en colaboración con HP, que reunió a diferentes expertos para debatir sobre los retos y oportunidades del reacondicionado dentro de la economía circular. La cita congregó a Mario Calvo, director de servicios y soluciones en Iberia de HP; Alejandro Dorado Nájera, comisionado especial para la Economía Circular en el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco); Miguel Sánchez Galindo, director general de la patronal Asociación Española para la Digitalización (DigitalES), y Nicolás Carlotto, coordinador del máster de Economía Circular de la Universidad Internacional de Valencia (VIU).
En el encuentro se puso de manifiesto que más del 80% de los residuos electrónicos generados en Europa no llegan a reaprovecharse, y que solo una de cada cinco Administraciones públicas aplica de forma obligatoria criterios de compra verde en sus licitaciones. “Sin reglas que obliguen a comprar reacondicionado desde lo público no hay avance real”, sentenció Dorado Nájera, convencido de que es el sector público el que debe marcar el ritmo de este cambio.
Desde la perspectiva de las empresas tecnológicas, Mario Calvo recordó que la reutilización tecnológica requiere de algo más que de una simple reparación: “Reacondicionar es rediseñar: no arreglamos, preparamos para volver a empezar”. El responsable de HP subrayó que, para que funcione, este modelo exige procesos industriales sólidos, trazabilidad digital y garantías posventa que generen confianza. “Hay que romper con la idea de que lo reacondicionado es lo viejo”.
Por su parte, Miguel Sánchez Galindo defendió que la economía circular aplicada a la tecnología necesita interoperabilidad entre plataformas. “No sirve de nada reacondicionar si luego los sistemas no se entienden entre sí. Esa capa digital es tan clave como el hardware”, aseguró. El responsable de DigitalES reclamó también incentivos regulatorios y fiscales para las empresas que apuesten por este modelo.
Y Nicolás Carlotto centró su intervención en la dimensión cultural del cambio. “El principal freno es cultural: seguimos viendo lo reacondicionado como un mal menor”, dijo. A su juicio, es necesario redefinir el concepto de producto readaptado como una nueva categoría de valor, con diseño específico, certificación clara y narrativa propia.
Impacto ambiental
Aunque todos coincidieron en que el uso prolongado de la tecnología tiene potencial para reducir la huella de carbono y generar ahorro, también señalaron que hacen falta métricas homologadas que permitan medir su impacto. Calvo puso como ejemplo los sistemas que está desarrollando HP para calcular la reducción de emisiones y de materiales vírgenes en cada equipo reacondicionado. “Esa trazabilidad es lo que nos permite escalar”.
El debate abordó también el papel del consumidor, cada vez más sensibilizado pero aún desconfiado. “Necesitamos que el usuario vea que no renuncia a prestaciones ni a garantías”, apuntó Sánchez Galindo. Dorado Nájera, por su parte, animó a las Administraciones a predicar con el ejemplo y lanzar campañas de sensibilización para promover el consumo responsable.
Desde el ámbito universitario, Carlotto propuso avanzar en la creación de estándares internacionales que fijen los niveles de reacondicionamiento, similares a los que existen en el sector de la automoción. “No puede ser que cada fabricante llame reacondicionado a lo que quiera”, subrayó.
Pese a las dificultades, los participantes se mostraron optimistas sobre el desarrollo del sector. Coincidieron en que el reacondicionado tecnológico no solo es viable, sino necesario para cumplir los objetivos climáticos de la UE y responder a la presión sobre las cadenas de suministro. Y advirtieron de que, además de extender la vida útil de los dispositivos, es preciso cambiar la lógica de consumo desde la raíz.
En este sentido, la directiva europea sobre diseño ecológico, que se encuentra aún en fase de desarrollo, se perfila como un punto de inflexión. En palabras de Dorado Nájera: “Será la que marque por fin que lo circular no es opcional, sino norma”. El resto dependerá de que la tecnología, la industria, la Administración y el consumidor avancen a la vez en la misma dirección.
Una categoría con valor propio
Definir mejor qué es un producto reacondicionado y diferenciarlo del simple reciclaje es clave para aumentar su aceptación. Así lo defendió Nicolás Carlotto, quien abogó por dotar a estos productos de una categoría específica dentro del consumo tecnológico. “No son de segunda mano ni tampoco nuevos. Son otra cosa”, explicó.
En paralelo, Miguel Sánchez Galindo apuntó que el sector necesita estándares comunes que aclaren el nivel de reacondicionamiento y aseguren la calidad del producto. Ambos coincidieron en que una mayor claridad en las etiquetas y la creación de un relato en torno al reacondicionado ayudarían a eliminar las barreras culturales que aún frenan su despegue.
Para lograrlo, coincidieron en que el uso prolongado de la tecnología con soluciones circulares necesita más pedagogía, marcos regulatorios claros y una implicación directa de fabricantes y de la Administración, para construir una confianza sólida en esta nueva categoría.
Sobre la firma
